Hace 4 años nos presentaron como compañeros de trabajo en una ciudad que me era extraña y un poco hostil por aquel entonces; hoy me he despedido, con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos, de un amigo ( y raciono mucho el uso de esta palabra).
Sabes que siempre, ambos, pensamos que el día que nos tuviéramos que despedir, la que se iría sería yo. Ya ves, paradojas de la vida: yo me quedo, y el que se va eres tú.
Aún recuerdo cuánto me costó traspasar esa muralla de indiferencia ante todo y pasotismo que cubre lo que realmente eres; pero a mí me gusta mirar tras las murallas, soy así, sobretodo cuando algo me indica que detrás voy a encontrar a alguien maravilloso.
Aún recuerdo también, cómo ante la "amenaza" constante de mi marcha, un día, me dijiste que no me fuera nunca porque me querías mucho, recuerdo que casi todos los buenos y malos momentos aquí, de una forma u otra, los he compartido contigo.
En los últimos meses sé que me has notado "rara", que no te hablaba de mis cosas, me has visto triste, distante, ausente...........; y aunque me has preguntado siempre te he dicho que no me pasaba nada, y que estaba bien, sin ser verdad.
Desde aquí, aunque no conoces la existencia de este rinconcito y, por tanto, no podrás leerlo, quiero decirte que LO SIENTO MUCHO. Me he cerrado a tí (y a otras personas que tampoco se lo merecían) por proteger a algo o a alguien - no lo sé muy bien - que al final resultó no merecer la pena. Un día de estos que nos volvamos a ver te lo contaré todo ahora que ya no me importa. No volverá a ocurrir, tienes mi palabra.
Sólo siento no haberme podido despedir de tí en persona, ya sabes que el teléfono nunca fue lo mío y que, tal como me has dicho hoy, "sueno" muy seria.
Sabes que siempre me hago la dura y poca gente consigue traspasar mi muralla. Tú lo has conseguido muchas veces, y hoy concretamente, la has derrumbado totalmente: me has hecho llorar - y sabes que eso es misión casi imposible - por las cosas que me has dicho y porque sé lo que te ha costado decirlas.
Me alegro de haber sido capaz de decirte todo eso que se supone que se sabe, que a veces hay que decir, y que yo nunca digo de forma gratuita sino con el compromiso de mi alma: que seguiré estando aquí para todo lo que necesites, que eres una persona excepcional, y finalmente, eso que he dicho en tan contadas ocasiones en mi vida: que te quiero mucho.
Sé que nos volveremos a ver, que mantendremos el contacto, que nunca te "librarás" de mí; pero también sé que, muy a nuestro pesar, ya nunca será lo mismo.