TAXI !! .....Por favor...
Soy usuaria de taxi con más frecuencia de la que me gustaría, dado mi nulo interés, de momento, en hacer uso de mi carnet de conducir, el cual lleva cuatro lustrosos años olvidado en un rincón de mi humilde hogar.
"Gracias" a esto, he podido conocer tan afamado gremio desde diversos y variopintos puntos de vista, y he sido coprotagonista de anéctodas cuasi inverosímiles.
Si unimos a todo esto, el hecho de que suelo despertar en la gente cierto halo de confianza instantánea, tengo que reconocer, y reconozco que ni yo misma me creo las cosas que me han acontecido en dichos vehículos: desde bajarme de un taxi a las dos de la mañana en la madrileña calle Bravo Murillo gritándole ¡cabrón! al taxista junto con mis amigas porque nos había insultado, pasando por ser testigo mudo de cómo el taxista de turno ligaba a través de la emisora de radiotaxi con la chica de la centralita, e incluso, ser conducida a casa por un desconcertante transexual al que una frase le salía con voz grave y profunda de macho ibérico y otra con voz de rosita de pitiminí.
En fin, que hay para todos los gustos, pero quizás lo más escatológico me ocurrió hace unos días cuando solicité un taxi para que me condujese al aeropuerto de Valencia.
Para empezar, aún no tengo muy claro si el taxista estaba borracho o tenía una especie de tic "gangoso" que hacía de su verborrea un galimatías ininteligible.
A pesar de ello, y al notar mi acento – soy andaluza – empezó a relatarme lo mucho que le gustaba Sevilla – hasta aquí todo podía englobarse dentro de un entorno de cordialidad-.
Sin embargo, no sé en qué punto los acontecimientos empezaron a tomar un cariz muy diferente cuando ese hombre – que me estaba empezando a dar más miedo que otra cosa – empezó a relatarme que la última vez que estuvo en Sevilla tuvieron que hospitalizarlo para quitarle unas piedras, y que esto último, había sido una labor harto dificultosa para los facultativos, DADA LA INGENTE DIMENSIÓN DE SU APARATO!
Me abstengo de entrar en detalles, pero os aseguro que me dio muchos más de los que a mí me hubiera gustado saber sobre su miembro de cincuentón.
Mientras tanto, yo no podía parar de pensar: ¿pero qué coño he hecho yo para merecer esta confesión vespertina?, Si lo único que quiero es coger mi avión a Sevilla para cuidar a mi mami.
Hubo un momento en que, incluso, se equivocó de camino y por unos instantes me acojoné en serio. Luego rectificó a tiempo y llegué puntual; incluso me hizo una rebaja de 20 céntimos por dicha equivocación y por lo simpática que había sido (aunque yo no había abierto mi boca, y eso –mantenerme a mí callada - os aseguro que es un hito difícil de conseguir).
Cuando estaba esperando para el embarque, pensaba que hay que ver qué barata le había salido – 20 céntimos - la terapia a este individuo. Bueno, al menos el hombre se fue feliz tras vanagloriarse libremente de su potencial.
Y a vosotros, ¿qué anécdotas os han ocurrido en los taxis?
10 comentarios
Rafa -
Iced -
Otra vez, nos montamos con un taxista que iba ebrio perdido, y q cuando le comentamos la posibilidad de que parase el puto coche para q nos bajasemos, nos dijo que si os molesta mi estilo deportivo de conduccion, iros a tomar por culo
Otra vez (esta no me paso a mi, pero me resisto a no comentarla) un amigo mio, q volvia a casa con su novia un poco bolinga, se despidio de un taxista (q SUPUESTAMENTE les habia llevado por un camino... raro y largo...) diciendo: buenas noches, grandisimo hijo de puta, a lo cual el noble pesetor respondio bajandose del coche y atizandole en la espalda con un bate de baseball.
Creo q voy a parar
isabelbarcelo -
eliuka -
luis -
Besos y gracias por tu visita, seguiré pasando a leer tus historias.
meriweder -
Ro -
A mi mi anécdota fue de "bruja Lola" o brujo. Me subí a las 7 de la mañana en un taxi y el taxista nada más decirle la dirrección me dijo: De donde eres??? y yo: de... y él: pues veté allí que seguro q encontrarás a un chico q te quiera más q este, este no te merece. Me quedé blanca como la pared (acababan de darme uno de los palos sentimentales más grandes de mi vida y estaba en Madrid)
En fin, cositas de taxi, jejeje
Muaaaaaaaa
Director Creativo -
A mí un taxista se me durmió al volante. Me di cuenta porque el coche se desviaba sospechosamente hacia la acera, así que le desperté... pero el hombre se justificó eh?... "no se preocupe, por eso llevo aquí (mete la mano en la guantera) una coca-cola!"
La chispa de la vida, oiga
Ainhoa -
judas -
No tengo muchas anécdotas con el taxi, excepto aquélla vez que creí que un morlaco de 200 kilos me mataba por disentir de sus ideas políticas.
uhm...
mal asunto el de las pesadillas. Un día nos tomamos un té y vemos qué se puede hacer.
^_^
Un abrazo.