COMPARTIR PISO...¡ESA GRAN AVENTURA!
En otras disciplinas quizás no, pero en el arte de compartir piso tengo tanta experiencia que, si existieran, tendría un máster – que digo máster, una cátedra- en tolerancia, paciencia y capacidad de morderme la lengua.
La primera vez que me fui a compartir piso, tenía 17 años. Por fin era feliz, libre, independiente y autosuficiente.................e ingenua, claro, pero esto último lo descubrí un poco más tarde.
Después de compartir piso durante 11 años con todo tipo de gente - íntimas amigas de toda la vida, gente que no había visto nunca, mis primos y hasta con mi hermano - he visto, vivido, oído y sufrido tantas cosas, que me veo en la obligación de compartirlas a modo de guía de supervivencia: "Cómo compartir piso durante 11 años y no morir en el intento".
¿Por dónde empiezo...a ver?
Vale! Empezaré por el principio...
La búsqueda de piso
Lo primero que aprendes cuando buscas piso es que el propio concepto de "piso" en sí mismo puede ser muy subjetivo y ampliamente interpretable por los individuos(as) que pretenden alquilarlos; y, sin tú saberlo, extenderse a, habitáculo, zulo, guarida, hoyo y, en definitiva, cualquier cosa que tenga 4 paredes y una puerta.
En esta búsqueda he visto de todo.
Desde un piso que no tenía baño y había que compartirlo con el vecino, pasando por otro en el que el portal estaba presidido por un cartel anunciando que los robos eran más que frecuentes en la zona y, por tanto, recomendaban sujetar bien el bolso, y siguiendo por uno que no tenía ventanas en las habitaciones: "No es muy luminoso pero es bastante tranquilo" decía el casero ante nuestra cara de perplejidad .
Irrepetible, aquel piso – denominado posteriormente como "la guarida" - en el que la puerta de la calle estaba acolchada con cuero mullido, unas tétricas cortinas aterciopeladas de color burdeo colgaban hasta el suelo, el techo estaba recubierto de madera oscura con gárgolas labradas y la vuelta hacia el pasillo que conducía a las habitaciones daba tanto miedo, que la chica de la inmobiliaria no pudo evitar soltar una carcajada cuando yo dije "Coño! Si parece que a la vuelta de la esquina nos va a recibir el conde Drácula!!".
No puedo olvidar tampoco, ese piso que fuimos a ver cuando aún residían sus antiguos inquilinos: era una auténtica oda al bandalismo sobre el mobiliario urbano; inverosímil, ese banco (de parque) en mitad del salón – haciendo las veces de sofá - y esa "casera" diciendo "Niñas, pues este banco con unos cojines y unos pañitos de ganchillo debe quedar monísimo". Huimos de allí tan rápidamente, que no recuerdo ni haber salido por la puerta.
Pero el sufrimiento no termina en la búsqueda, ya que una vez encontrado el piso "ideal", comienza esa gran aventura que es...
La Convivencia
Sin duda, lo más difícil de todo. Y es que intentar ser ordenada, pulcra y limpia en un piso compartido – os lo digo por experiencia - es como pretender que Michael Jackson se arranque por bulerías, dado que se generan y desarrollan, fundamentalmente, dos cosas:
1. Una serie de leyendas en las que ciertos miembros del piso creen que existe una especie de mundo paralelo que cohabita con el grupo, compuesto de:
- Los duendes tele-transportadores de basura que llevan levitando las bolsas desde el cubo al contenedor y, por tanto, no es necesario que ellos las bajen.
- Los duendes recambiadores de papel higiénico, que se dedican a poner un rollo nuevo cada vez que se agota en anterior, con lo cual, tampoco es necesario prestarle atención a tan ardua tarea
Los duendes reponedores de existencias, que cada cierto tiempo cogen su carro de la compra, van a Mercadona y realizan – ante la sorpresa de la cajera de turno - la compra común. Nada, una cosa menos que hacer, por tanto.
- Los duendes generadores de "pelusas". Sí, hombre, esos cabrones! Porque yo he barrido el suelo eh!! ¿acaso lo dudas? – te dicen -, mientras tú con cara de perplejidad miras hacia el pasillo donde visualizas cada pelusa que ni en el oeste americano.
2. Una cierta tendencia a la dejadez extrema en todos los aspectos de la vida cotidiana. Ejemplos didácticos:
- ¿Que se rompe una persiana en el mes de octubre y no se puede levantar?.....No pasa nada!!!....¿Quién necesita levantarla hasta el mes de mayo?...Y es que llamar al persianero de turno es una tarea agotadora....Pues lo dicho, todo el año con la persiana bajada.
¿Ventilar la habitación? ¿para qué?
No os quiero ni contar, el olor de aquella habitación...
- ¿Qué ves un tomate en el frigorífico con más moho que una muestra de cultivo hospitalario? Lo máximo que haces es preguntar de quien es, y si nadie contesta, lo dejas en su sitio no vaya a ser que el dueño se enfade si lo tiras.
- ¿Qué celebramos un botellón en el piso en el mes de diciembre y en febrero aún hay botellas de coca-cola vacías rodando por el salón? ¿Le molestan a alguien? Pues a quien le molesten que las tire....y al final, el duende tele-transportador de basura decide tomar cartas en el asunto y asumir también este desempeño de motu propio
- ¿Qué se estropea el tubo fluorescente de la cocina en enero? Entonces descubres lo romántico que resulta cocinar bajo la luz de un flexo durante 3 meses, hasta que el duende reponedor decide, también de motu propio, bajar a por un tubo nuevo.
- ¿Fregar un plato? ¿Con lo fácil que resulta esperar que tu compañero de piso acabe de comer y preguntarle, humildemente, si puedes utilizar el suyo aunque sea usado para no tener luego que fregarlo?
Podría seguir aportando ejemplos, pero creo que con los expuestos, os podéis hacer una ligera idea.
Y cuando, sin saber muy bien como, te has convertido en un duende multitarea, has asumido tu papel como tal en el inframundo paralero de tu piso y hasta le has cogido cariño a la gente que vive contigo, se presenta otro momento estelar, cuando uno de tus compañer@s acaba su, ya eterna carrera, y hay que buscar nuevos inquilinos.
La búsqueda del nuev@ compañer@
Ni las más elitistas y prestigiosas empresas en selección de personal saben lo que se sufre entrevistando a algunos de los personajes que desfilan por tu piso, aspirando a compartir la vida contigo.
¿Cosas que he oído en estas entrevistas de selección? Ahí van:
- ¿Qué tenéis turnos de limpieza? Ah! es que yo realmente sólo quiero alquilar la habitación para venirme con mi novio los fines de semana y, como no vamos a salir de la habitación, no quiero entrar en el turno del salón.
- ¿Qué los gastos de agua y luz son compartidos? Ah! es que yo sólo me ducho una vez a la semana y no me parece justo pagar lo mismo que vosotros de agua
- ¿Aceptáis animales? Es que yo tengo un perro y dos gatos; mientras nosotros pensando que nuestro piso se iba a convertir en el circo de Ángel Cristo.
- Piiiiiiii (suena el timbre). Hola! ¿qué tal? Me llamo Raquel...mmmm.. ¿puedo mear? – éste fue el momento más glorioso de todos los vividos en las entrevistas-
Así que, como conclusión y, después de todo lo relatado, supongo que entenderán ustedes que hace casi un año, decidiera que ya había llegado la hora de independizarme completamente e irme a vivir sola. Puedo asegurarles que ha sido una de las decisiones más acertadas que he tomado en mi vida.
11 comentarios
mak -
Kireta -
Leo -
Con todo añadir que el piso está a mi nombre.
Como veis hay que eligir bien o si no te amargan la existencia.
Espero vuestra opinión. Gracias.
Leo -
jana -
Besos
Landay -
Besos a todos!!
SLY -
Ro -
Miri -
Mil besos!! jopeta, y yo sin haber salido aun del nido...que vergüenzaaaa jajaja
MUAAH
judas -
diosanto, todavía estoy riéndome, aunque no sé si es por no llorar.
Un abrazo.
MERIWEDER -